El domingo Mª Jose me asalto con la siguiente pregunta ¿Román
tú de verdad eres feliz?
No quise entrar en rollo filosófico casi a las 12.00 horas de
la noche, pero le indique que el concepto era largo y complicado, pero que le
daría una respuesta valorada ya que era muy sencillo decir que si por decir que
si. Ahora es el momento de disfrutar de esa felicidad introduciéndome en este
laberintico tema.
Al día siguiente charle con mis “monstruos” filosóficos del
IES, Nacho y Dani , y volvimos a irnos por “los cerros de Úbeda”. Pero muchas
ideas asaltaron mi cabeza para poder escribir estas líneas y ayudar a comprender
el sentido de mi felicidad. Dani insistió en la idea de Aristóteles de la
felicidad como “bien supremo” alcanzable cuando uno hace recuento al final de
sus días. En palabras del propio filósofo “El bien humano resulta ser una actividad del alma según su
perfección; y si hay varias perfecciones, según la mejor y más perfecta, y todo
esto es una vida completa (Ar. Eth. Nic. 1098ª
16-18)”
La filosofía no entraba en mi idea para explicar la
felicidad. Entonces pensé en películas que trataran este tema y que pudieron
dejar poso en mi. Aparecieron fundamentalmente tres de ellas “En busca de la
felicidad, de Will Smith”, “Forrest Gump, de Tom Hanks” y “La vida es bella, de Roberto Benigni”.
Recordé en youtube momentos inolvidables de dichas películas,
como el discurso en la cancha de baloncesto, las reglas del campo de
concentración o la caja de bombones. En cada uno de ellos saque conclusiones
que me han estado acompañando durante años en mi vida y que eran el mejor
camino para explicar mi felicidad.
Desde pequeño tuve claro los siguiente “Persigue tu objetivo, que nadie
te diga QUE NO PUEDES”. Los años me han llevado a tener cada vez más y
más, pero como diría Emilio Duró “grandes objetivos pero alcanzables”. He
perseguido MIS SUEÑOS y creo que lo he conseguido. Cuando uno se va
haciendo mayor estos van cambiando, pero no dejan de ser importantes. Creo que a
parte de mi felicidad ha sido y es, tener siempre algo entre manos, no estar
quieto, embarcarme en nuevos proyectos que me ilusionen a lo largo de un
periodo de tiempo.
Para muchos de estos proyectos tuve que ponerme las pilas,
"Aprender continuamente, informarme, mejorar, estudiar, sacrificarme y
un largo etcétera”, ese también ha sido mi felicidad. No todo en la
vida viene dado por ciencia infusa, mucha gente se conforma con lo aprendido en
los años jóvenes y solo centrarse en lo que necesita en los años adultos. En mi
caso seguir formándome constantemente me ha servido para conocer muchos temas
de los cuales he aprendido un sinfín de cosas, y eso me ha reconfortado en mi
vida. El camino ha sido duro, pero mereció la pena. Pero aun de lo que creo
saber algo, me cuestiono diariamente lo que creo saber. Soy autocritico conmigo
mismo, aunque muchos cambiarían dicha palabra por prepotencia. Esa es una de
las claves de la felicidad, “no es más feliz el que más tiene sino el que menos
necesita”
He tenido que “Cuestionarme la vida, no pasar de ella, he
interaccionado con ella”. Me he levantado con la misma ilusión y pasión
todos los días, esperando que me deparara algo nuevo por descubrir, que mis
proyectos avanzaran en la dirección que esperaba, mostrando “Curiosidad ante la vida”.
No he participado como un agente externo, sino que me he tirado al charco y he
nadado en él. La felicidad me ha llegado en esos momentos de conquista, pero
también en los momentos de la dura batalla. Decía unas sabias palabras “No es mejor guerrero el que triunfa, sino el
que regresa al campo de batalla después de una derrota” si encima lo hace con
el mismo coraje, valor e ímpetu su fortaleza se ve acrecentada. Siempre me
gustó el Ave Fénix, que resurgía de sus cenizas.
La fortaleza de los niños está en su “poder en OLVIDAR”, y así son
más felices. Los adultos tendríamos que aprender de ellos y yo lo he intentado
durante años. Para que preocuparnos constantemente de los problemas que tenemos,
si tiene solución YA ESTA, y en caso contrario TAMBIEN ESTA. Poco podemos hacer
nada por evitarlos y sin embargo cada vez le damos más vueltas a las cosas
cuando vamos siendo mayores.
Creo que he resumido en estas líneas mi sentimiento de
felicidad, aunque no evita mi sentimiento de incertidumbre hacia los tiempos
que quedan por llegar. Como diría Aristóteles “en el final de nuestra vida
podremos valorar si realmente fuimos o no felices”. En la película “El último
sello”, la muerte se presenta ante un caballero para llevárselo al otro mundo,
este la reta a jugar una partida de ajedrez con el fin de retrasar esa partida
hacia lo desconocido. Sería bueno tener ese tiempo al final de los días para
poder valorar si verdaderamente fuimos felices. Por ahora lo voy consiguiendo.
Para acabar citare a dos personas que me rodean y de las
cuales aprendo.
Mi tío Luis Turrillo, el cual trabajo durante años en grandes
proyectos para una empresa importante de España. Cada vez que ganaban un
proyecto me comentaba “sobrino nos hemos decantado por este gran proyecto,
cuando había pequeños proyectos tan
interesantes o más que este”. Aprendí la lección, el proyecto más grande
no te va a hacer el más feliz.
Otra lección, Miguel Ángel Sánchez Ponce amigo y Presidente
del CV PINTO. Hablando sobre objetivos, proyectos, el fin de las cosas, me dijo “El objetivo final no es el que te
hace feliz, es el camino trascurrido para conseguirlo el que te llena de
felicidad” ACERTO Y DE LLENO.
La felicidad es un estado de ánimo, hay que regarlo día a día
y yo creo que lo cuido bien. No siempre se consigue, pero hay que seguir
intentándolo como ese bravo guerrero de las líneas anteriores.
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