Mientras observo a mi padre jugando absorto al ajedrez, no consigo olvidarme de mis pensamientos, y de mis cosas. No puedo prestarle atención a nada ni a nadie, solo estoy centrada en mi problema. - ¿Te encuentras bien hija? pregunta mi padre desde la mesa donde esta jugando. - Si papa, me encuentro bien, Miento como puedo para evitar ser descubierta y luego digo ¿puedo jugar un rato contigo - Claro contesta él , ven aquí y echamos una partida. Comenzamos a jugar en silencio, mientras ninguno dice nada, hasta que por fin sin poder evitarlo decido contarselo. - He discutido con mis amigos papa, bajando la cabeza para evitar ver sus ojos. - Ya sabía yo que pasaba algo, es difícil engañar a tu padre. Respondió sin dejar de mirar la partida. - ¿Qué le pasa a mi jugada? le digo intrigada - ¿no ves nada raro hija? - No, no veo nada fuera de lo normal papa. - A ver , continuo mi padre, si haces ese movimiento debes darte cuenta de que has cometido un error. Ahora